jueves, 21 de julio de 2011

Ensayo: La orquídea antieuclideana de Adorno




...em verde, sozinha,
antieuclideana,
uma orquídea forma-se”
Carlos Drummond de Andrade
(en: A Rosa do Povo, 1945)





Theodor Adorno trató, en sus Notas sobre la Literatura, un tema que, a principios del siglo XX, generaba cierta incomodidad en la intelectualidad de la época. Trató de encontrar una flor rara en el trigal de las humanidades: “El ensayo como forma”. Flor rara que huye de la lógica geométrica, pero que tampoco se rinde a la irracionalidad absoluta. Como la orquídea antieuclideana del poeta, que se forma sola, que obedece a una peculiar lógica y que resiste al paso del tiempo con el frescor de la niñez.

Su exposición plantea el porqué del rechazo al ensayo, del prejuicio que se tenía (o que se tiene) a ese ¿género literario?, ¿método filosófico? Parte de la respuesta se encuentra en que el ensayo está en el medio del camino entre la ciencia y el arte, en la dicotomía de la forma contra el contenido, en la teoría versus la práctica, como si fuesen campos intocables entre sí.

El ensayo, según las palabras de Lukács, “siempre habla de algo ya formado (…) se limita a ordenar de una nueva manera las cosas que en algún momento ya fueron vivas”. Por eso, Adorno dice que el ensayista es “como un niño que no tiene vergüenza de entusiasmarse con lo que los otros ya hicieron (…) Felicidad y juego le son esenciales”. En esos dos elementos está toda la clave para entender su propuesta: juego y felicidad.

Juego, pues el ensayo, simplemente, debería devolver lo que ya está en el objeto artístico, fragmentando la totalidad de la obra. Como toda la filosofía adorniana, el mundo, el cosmos, el Ser, sólo pueden ser contemplados desde las discontinuidades de la realidad, desde ese “algo” indisoluble que es la propia vida. Pero, no nos equivoquemos, el “punto de vista” no existe para él y, si existe, no le interesa. Lo que él propone es la búsqueda de las fracturas internas de la obra. “El ensayo piensa en fragmentos, una vez que la propia realidad es fragmentada, él encuentra su unidad al buscarla a través de esas fracturas, y no al aplanar la realidad fracturada. (…) La discontinuidad es esencial al ensayo, su tema es siempre un conflicto en suspenso”.

Juego también al no aceptar las reglas de la ciencia, ni de la filosofía, ni de ningún método. El ensayo es una lógica intuitiva, que brota del propio objeto y que no ambiciona agotarlo, sino que privilegia una parte, delimitada por el mismo contenido que trabaja. Juego, asimismo, por buscar lo eterno en lo transitorio, y en lo transitorio toda la verdad inherente a la obra.

El otro elemento fundamental para el ensayo es la felicidad. Pero como hablamos de Adorno, la felicidad, así como su dialéctica, es negativa. El ensayo es la herejía de las humanidades.

Dice felicidad, porque el ensayista, al dejar su orgullo y aceptar dedicarse a reordenar obras ajenas, necesita una considerable dosis de lo que Adorno llama “irónica modestia”. También porque desafía todas las certezas que habían postulado la geometría euclideana, la psicología, los teólogos y el método cartesiano: el ensayo no llega a ninguna conclusión, sino que disfruta al experimentar las contradicciones del arte, del Ser, del universo.

Felicidad, igualmente, porque al no seguir ninguna regla, goza de total libertad: en la elección del objeto y, sobretodo, en “la oportunidad de ser más él mismo que si fuera insertado sin piedad en el orden de las ideas”. El ensayo es la liberación del objeto artístico, que con él, puede respirar su propio perfume, ya que la única lógica a la que obedece es a la lógica de las palabras que le componen.

El niño entusiasmado con todo lo que sea juego y felicidad, la flor rara de las humanidades, esa orquídea verde, antieuclideana pide que se la cuide, porque “al reflejar el objeto sin violentarlo, el ensayo se queja, silenciosamente, de que la verdad traicionó a la felicidad y, con ella, también a sí misma”. Que su queja no sea así tan silenciosa...

Condesa Lara

2 comentarios:

  1. Hola Lara!
    Hay una citación de Escher que puede incluirse (pero es en Portugues):
    "Nós adoramos o caos porque adoramos produzir ordem" - mira su obra en http://4.bp.blogspot.com/-e0FzdrZ8zEU/Tcrzuuhqc6I/AAAAAAAACnQ/-5yUNShGZag/s1600/escher_157.jpg
    Acuerdate que la geometria non euclidea solo fuera possible por la modificación de un axioma de Euclides. Y así, se produce una Orquidea, una Lechuga o todo el universo.

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  2. Muy bien el español, Di...Muy bonita la foto. Yo pienso que esa frase de Escher tiene que ver con nuestra conversación de ayer...Besitos, te quiero.

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