domingo, 14 de agosto de 2011

Henry Miller, un poeta en el útero del Universo



“La aceptación completa y gozosa de lo peor en uno mismo es el único medio seguro de transformarlo”. Este es el punto de partida de la motivación en la escritura de Henry Miller, pues cuando él, un tipo calvo ya entrado en años, comienza a escribir en serio y a plantearse esta actividad como un medio real de ganarse la vida, dejando de este modo su tedioso trabajo en la “Western Union Telegraph Company” de Nueva York, se desprende de todo tabú o limitación quejumbrosa que lo alejaba de una auténtica fusión con el universo, a pesar, como pudo comprobar durante muchos años, de la renuncia social y económica que eso significaba. Él es consciente de lo que quiere transformar, por lo que empieza aceptando lo más bajo que conlleva su persona, ya que advierte que la única vía para descubrirse a sí mismo es dando pasos atrás en su conocimiento del mundo. Su espíritu se revela en este momento de transgresión, y emprende su obra desde el caos y la oscuridad, desde la humillación y la carencia, destruyendo todo de lo que se había nutrido: modelos, influencias, familia, amigos…, para encontrar, a través de este abandono, la honestidad de un hombre libre; en definitiva, la autenticidad que buscaba desde hacía tiempo. Es por ello que, el pulso vitalista, tanto de lo bueno como de lo malo de sí mismo, constituye toda su obra.

Como él dijo alguna vez: “…estaba muy obsesionado con el pensamiento de la vida en el útero, sin duda alguna por la razón de que me sentía totalmente libre de cualquier responsabilidad”. Notamos mucho mejor con estas palabras, esa búsqueda de la verdad absoluta. Henry Miller encuentra la exención de todo compromiso con lo que le rodea, puesto que la única obligación que él considera como tal, es la que entabla consigo mismo. Para advertir la importancia de este factor, es imprescindible tener en cuenta el gran salto que supone para Miller el inicio de su nueva vida en París, abandonando deliberadamente su existencia anterior, y enfundándose su máscara más quijotesca, para abolir todas las prohibiciones y represiones que llevaba dentro. Sólo así podemos entender el advenimiento del escritor que aguardaba en su interior, que nunca podría haber salido a la luz si no hubiera recibido esa iluminación que le hizo creerse un genio antes de serlo.

Como nos expone en su ensayo sobre Rimbaud, El tiempo de los asesinos, él, en vez de huir, como el poeta, de las fantasías que había creado como único modo de salvarse, va a su encuentro y se empapa de ellas. Para él, escribir no es escapar de la realidad, sino que es la propia realidad, es un viaje de descubrimiento que lo acerca de una manera total al universo. Porque Miller no quiere quedarse con un trocito de mundo, él aspira a abarcar toda la humanidad en un ejercicio de vuelta en su vida, reuniendo todos los recuerdos fragmentados de su memoria y haciéndolos estallar en el papel. La manera con la que mejor encauza este fluir hacia atrás es, en algunas ocasiones, a través de un alto grado de surrealismo, con el que la mayoría de las veces nos descubre la catarsis que supone para él esos hallazgos de su memoria.

Sea como sea, Henry Miller es un poeta, un ser libre que nunca palidece, un hombre que desata las fuerzas más interiores de su ser para que reverberen en todo el cosmos. Aun cuando las cosas se ponen feas, él sigue creyendo en sí mismo y en su enorme potencial. ¿Habría escrito alguna de las cosas que hizo de no haber creído en todo lo que era capaz? Es difícil pensar en él sin verlo deambular por las calles de Paris pasando frío y hambre, y escribiendo sus novelas en cuartuchos pequeños de mala muerte. Pero es ahí donde encontramos el impulso vital que le faltaba en su Estados Unidos natal, es ahí donde se hace escritor, y sobre todo poeta. “Yo no llamo poetas a los que hacen versos, con rima o sin ella. Llamo poeta al hombre que es capaz de alterar profundamente el mundo”.


Conde Soto

2 comentarios:

  1. gran texto, incluyendo el enfoque de otros también. Por no hablar de eso. Lenguas latinas son muy similares, incluso creo que entiende los conceptos básicos. la cadencia es muy grande. Entorno atractivo y sensible. felicitaciones

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  2. Hola Davi Maroto,
    muchas gracias por tu comentario.
    Me alegro de que te haya gustado.
    Un abrazo.

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